Cada objeto que nos rodea, inerte o no, vibra a determinada frecuencia, cambiando constantemente sin que lo podamos percibir. Para el oído y el ojo humano es imposible detectar dichos cambios, y estos, sin embargo, siguen sucediendo. El hecho científico es fenomenal, pero que nosotros podamos hacer lo mismo con nuestras vidas es increíble ¡Podemos cambiar sin que los demás lo perciban! Existen experiencias que nos marcan de por vida, que nos dan o roban alegría y felicidad, que nos inundan de una variedad infinita de sensaciones. Dichas vivencias muchas veces nos hacen dejar de lado nuestras vibraciones, y por ende, no cambiamos sino que nos estancamos. Así como quien les escribe ahora, todos hemos estado en esa situación. No es un tema menor, dejar de vibrar es no irradiar lo que somos, es dejar de luchar, no esforzarse más y continuar arrastrando un pasado que pudo ser mejor. Ese pasado tiene nombres definidos: experiencias malas, experiencias pendientes, personas que se nos e
Mi madre, entre tantas frases de mamá que usa habitualmente, siempre me ha recalcado encarecidamente que me arrepienta solo de aquello que no me atreví a hacer. Bajo esa premisa se inicia el siguiente texto, que escarba en esa frase buscando los motivos que ella encuentra con facilidad para saber que solo se vive una vez (You Only Live Once) . Pero no es solo buscar razones, ni mucho menos vivir sin temor a la consecuencias de los actos propios, sino más bien atreverse a probar el sabor único de la nueva experiencia de una manera más frecuente, abandonando la frialdad de la aberrante rutina, alejándose de la cotidianidad, promoviendo la valentía e inspirando -quizás- a otros que lo único que necesitan para aventurarse en la vida es un empujón de animo brindado por aquel que SI se atrevió, que dijo YOLO, y saltó al lado del peligro y de la emoción. Si no se le hace familiar el sentimiento que le intento describir, recuerde aquellos momentos en los que usted sabía que estaba